Todo el mundo piensa que sabe cómo correr, pero en realidad existen
tantos matices como en cualquier otra actividad.
Pregúntale a la mayoría de la gente y todos te dirán: “La gente corre
como puede, sin más”. Lo que es ridículo. ¿Acaso la gente nada como puede, sin
más? En todos los otros deportes, tomar lecciones es fundamental; uno no se
lanza a dar golpes con un palo de golf, ni a deslizarse montaña abajo sobre
esquís sin alguien que lo lleve paso a paso y le enseñe la manera adecuada de
hacerlo. De lo contrario, la incompetencia está asegurada y las lesiones son
inevitables.
Correr es lo mismo. Si uno no aprende a hacerlo bien, nunca podrá saber
lo bien que se siente.
Y es que, esa es la realidad.
Cuando una persona se auto-convence y le da por practicar running piensa que solo necesita el material deportivo más caro del
mercado y las ganas de realizar un esfuerzo mantenido alguna vez por semana.
Pero, ¡UN MOMENTO!...
La literatura científica nos
dice: En la actualidad, la práctica
deportiva es frecuente. Su realización prolongada o su mala ejecución es capaz
de causar trastornos a diversos niveles corporales (Ureta, CH. et al,
2012). Por su parte, Krabak, BJ. et al (2013) en su estudio “Injury and illness
prevention for ultramarathoners” nos muestra los siguientes datos:
¡ALUCINANTE! ¿Me estás diciendo
que realmente no sé correr y es esto lo provoca que siempre tenga alguna tecla
floja? Pensarás…
Pues así es. Cualquier modalidad
deportiva, por muy sencilla que parezca, requiere del aprendizaje de sus
patrones motrices básicos, y una vez adquiridos, la clave se encuentra en
reforzar sectores claves de nuestro cuerpo que, como la mayoría de corredores,
dejamos en el olvido.
Y ahora que ya sabes CÓMO es el
camino que debes seguir… ADELANTE.
Referencias bibliográficas
- Krabak,
BJ., Waite, B. & Lipman, G. Injury
and illness prevention for ultramarathoners. Current Sports Medicine
Reports. 2013; 12 (3) 183-189.
- Ureta, C., Navarro-García, R., Ebrito-Ojeda, ME.
& Ruíz-Caballero, JA. Lesiones
dermatológicas. XXVI Jornadas Canarias de traumatología y cirugía
ortopédica. 2012; 60-63.
* Nota: La
primera parte del post que se muestra en cursiva está extraído textualmente del
libro “Nacidos para correr” escrito por Christopher McDougall. Páginas: 296-7.