Hace un tiempo, una chica -estudiante de periodismo deportivo- contactó
conmigo a través de mi página de Facebook. Ella estaba escribiendo una nota
sobre la maratón y porque los etíopes y keniatas dominan esta disciplina, y me
pidió ayuda al respecto.
Tras unos meses, éste es
el resultado de su nota:
Los genes ayudan, pero no ganan
Los etíopes y keniatas son conocidos
como buenos maratonistas, aunque nadie está convencido del por qué. Lo seguro
es que no son invencibles.
“¿Sabes por qué los africanos ganan
siempre las maratones? Lo vi en un programa de televisión. Es por su manera de
correr”, se escuchó en un bar de Buenos Aires. Aunque eso no significa que la
técnica que utilizan los keniatas y etíopes sea la única razón por la que ganan
las carreras de fondo. Porque si no, ¿cómo fue posible que el atleta argentino
Mariano Mastromarino llegase primero en la última maratón de Buenos Aires?
El preparador físico español, Moisés
Picón, contó a Eter Digital que existen dos puntos claves por los cuales los
keniatas y etíopes son grandes maratonistas. Por un lado, la genética, en
cuanto a la tipología de sus fibras musculares, y su composición corporal. Diversos
estudios aseguran que las piernas delgadas y alargadas (como en el caso de los
keniatas y etíopes) suponen una ventaja antropométrica. Por otro lado, la preparación física y mental. Los atletas de
África le dedican horas a su entrenamiento y no lo hacen, únicamente, por satisfacción
propia, sino, más bien, para ayudar a su familia a conseguir una vida mejor.
Picón remarcó que ellos corren por necesidad desde pequeños, lo que favorece el
desarrollo de capacidades físicas básicas durante etapas tempranas.
En un informe de Canal+ de 2012,
Abel Kirui, un atleta keniata, recordó que cuando iba al colegio corría los dos
kilómetros que había entre su casa y la escuela. Para ir a almorzar, también
corría hasta la casa. Corría todo el día. La carrera formó parte de su vida
desde muy pequeño. El medallista de plata en los últimos Juegos Olímpicos
afirmó que quiso seguir los pasos de su bisabuelo. “Era como un maratonista”,
expresó Kirui. “Recorría largas distancias persiguiendo antílopes. Los
perseguía, los cazaba y traía la carne a casa”.
En cuanto a la técnica, Picón
remarcó que la gran diferencia entre los atletas africanos y el resto se
encuentra en el tiempo que se mantienen en la fase de vuelo. El impulso hacia arriba y hacia
adelante que tienen los keniatas y etíopes “es brutal”, describió el preparador
físico. “Al tener piernas más largas y delgadas, gastan menos energía y les
permite mantener un alto ritmo de carrera”, señaló el español.
Sage Canaday, el atleta más joven de
los Estados Unidos en hacer las pruebas olímpicas para la maratón, grabó un
video, junto con otros colegas, donde enseñan la técnica correcta para correr
más rápido. “Una de las claves es estar rápido y ligero de los pies. Y una
manera para experimentarlo es corriendo descalzo”, aconsejó el actual corredor
de montaña. “Cuando corres sin calzado, los nervios de la punta de los pies son
estimulados para que no desciendas el ritmo bruscamente”, explicó Canaday. Es
por eso que el hecho de que los niños en África se muevan sin zapatos, es una
ventaja para la carrera deportiva.
Sin embargo, aunque los genes y el lugar donde
uno se cría pueden ayudar a ser buenos maratonistas, esto no significa que los
africanos o keniatas siempre vayan a ser los vencedores. ¿Quién no escuchó
decir que los africanos corren mucho porque tienen que huir de los leones? ¿O
que son flacos porque no tiene para comer? Eso son historias y mitos, pero lo
cierto está en algo más complejo. Y si no, pregúntele a Mariano Mastromarino.
Destacar que, además de los aspectos comentados en esta nota, existen otras variables -de carácter fisiológico y biomecánico- que explicarían el dominio de los keniatas y etiopes en las pruebas de maratón.